Por Jakson Velazquez. Felices fiestas:
En estas fiestas de fin de año, el consumo de energía aumenta, la basura, el gasto de agua y todo aquello que hace que el ambiente se impacte de una u otra forma, el sistema de felicidad que tienen muchas personas basado en consumir es incompatible con un ambiente sostenible y sin darnos cuenta hacemos que nuestra relación con el mismo se haga mucho más caótica, basta con ver las playas, los bosques, las quebradas y sitios de turismo después de la temporada de fiestas con los rastros suficientes de una sociedad de relaciones irresponsables con el ambiente que ha pasado por allí.
No se puede de repente hacer vanos esfuerzos para apartarse de toda la parafernalia de las fiestas, sobre todo en Latinoamérica donde todo se contagia de esta euforia, de este sabor de trópico, aún en las ciudades más frías. Sin embargo nos podemos preguntar y reflexionar sobre lo que hacemos con el ambiente y por el ambiente en estas fiestas, sobre cómo contribuir, al menos con una gota, con un esfuerzo mínimo para que esta época no sólo sea de consumo irresponsable y luego evadirnos de la realidad pensando que nada pasa y que si pasa algo,el problema es del gobierno.
Consultar una guía de consumo responsable puede ser un buen comienzo y aunque se llegue a creer que el esfuerzo es mínimo, si muchas personas se unen pueden hacer la gran diferencia. Si un millón de personas ahorrara 20 gotas de agua al día, se estarían ahorrando 1 millón de mililitros, es decir 1000 litros que aunque no parezca significativo es la cantidad requerida para el consumo de 25 personas con un gasto promedio y sin despilfarro. Así 20 gotas de esfuerzo pueden ser un buen comienzo.
Alguien sabe de una guia de consumo responsable?
Felices fiestas y consumo responsable.
Siga leyendo >>>
En Navidad, consumo responsable de agua
La Viña y la Cabra | Blog Action Day '09 Post
¿En serio nos importa lo que le está ocurriendo a la Tierra?, ¿En serio nos importan las consecuencias que el cambio climático acelerado está generando en diversas comunidades alrededor del Mundo?, ¿En serio nos importa el futuro de la Humanidad?....
Es obvio que no tengo las respuestas, pero cuando menos de la vieja sabiduría de Esopo he obtenido una sentencia:
"Una viña se encontraba exuberante en los días de la cosecha con hojas y uvas. Una cabra que pasaba por ahí mordisqueó sus zarcillos y tiernas hojas. La viña le reclamó:
-¿Por qué me maltratas sin causa y comes mis hojas? ¿No ves que hay zacate suficiente? Pero no tendré que esperar demasiado por mi venganza, pues si sigues comiendo mis hojas y me maltratas hasta la raíz, yo proveeré el vino que echarán sobre ti cuando seas la víctima del sacrificio".
El cambio climático desde la cotidianidad
Por Jakson Velazquez. Cuando llegue a Bogotá, tenía que tomar el transporte a las 6: 15 AM para llegar a tiempo al trabajo que iniciaba a las 8:00 AM, llegaba 10 minutos antes, pero si tomaba el transporte 10 minutos después, llegaba 20 minutos más tarde. Luego conocí el sistema masivo de transporte de esta ciudad basado en buses articulados con carriles exclusivos. Reduje el tiempo de 1:35 minutos (algo normal en este tipo de ciudades) a 1:00 hora, esto para mí era maravilloso, increíble. Cuando había vivido en ciudades pequeñas, 1 hora era el tiempo necesario para recorrer toda la ciudad y con ese tiempo de viaje se podía perfectamente vivir en las afueras de la ciudad, en esta hiperciudad las cosas eran a otro precio. Después de conocer el sistema masivo de transporte no quise volver a tomar el transporte corriente que me llevaba por las vías mas inhóspitas de la ciudad, así como por las más transitadas donde solo se respiraba el dulce y a veces agrio olor del monóxido del carbono que lo dejaba a uno en brazos de Morfeo para hacer más acogedor el viaje que era interrumpido por gente que vende artesanías, dulces, poemas callejeros o cantantes que desafinados que imploraban por un poco de dinero para sus cosas.
Me preguntaba que se hacía todo ese humo, y veía los edificios de las principales vías: grises y hollinados tanto como si se tratara de la escenografía de una película existencial y dramática. No tenía que ser genial para saber que toda esta polución se iba para la atmosfera y tendría algún efecto secundario. Fue así como comprendí como tenemos que vivir con la carga del cambio climático desde la cotidianidad. Tanta concentración de personas en esta hiperciudad, implica el consumo de recursos, el deforestar áreas necesariamente para urbanizar, el consumir energía para los quehaceres diarios, el desplazarse en buses humeantes hacia el trabajo. Parecía que gran parte del problema se solucionaría si la gente en lugar de utilizar un auto particular tomara el sistema masivo de transporte o el transporte normal, así no se formarían tantos trancones, se reduciría el tiempo de viaje, se dejaría tanta contaminación, etc, etc. Entonces suspendieron el uso del vehículo particular dos días a la semana, antes era solo de horas. Lo que ocurrió fue que el sistema masivo de transporte si antes era algo bueno, eficiente, preferible, paso a ser un sistema colapsado que no da abasto para tantas personas, se debe tener muy buena salud y precaución para tomar un bus así, roces, acosos, sentir el aliento de muchas personas, etc. La ciudad sigue humeante y hacia el occidente se deja ver la espesa nube de humo que acompaña el oxigeno de muchas personas y hay que seguir urbanizando en lugar de reforestar porque sigue llegando gente y se necesitan más autos porque uno no basta por la restricción vehicular y mas industrias sin importar si necesitan realizar emisiones atmosféricas para suplir la falta de empleos, en fin, un cuento de nunca acabar y parece que solución a la contaminación atmosférica no existe a corto plazo, parece que contribuir a reducir las emisiones de efecto invernadero no importa, debido al intenso verano se deben encender las termoeléctricas porque los embalses están a niveles bajos y por ende consumir más gas y mas carbón. Nada de esto importa, el tema del cambio climático es de especialistas, de empresas multinacionales o de gente de Europa que se dice tener ideas más extrañas o abogar por causas perdidas.
Y mientras tanto que podría hacer, si uso auto particular probablemente soluciono parcialmente mi problema de transporte, pero contribuyo con una gran cantidad de gases efecto invernadero al año. Si dejo de usar la plancha quizás ayude mucho a reducir el consumo de KW al año en casa, pero tendré que ir con la ropa arrugada al trabajo, dejar de fumar me pareció buena opción y reducir drásticamente el consumo de TV. ¿Qué más hacer? Mientras la gente no baje el problema del cambio climático de las nubes y lo asuma como una realidad en la vida cotidiana, el problema se reducirá a foros, paneles, conferencias, etc, en fin un asunto para gente extraña.
Siga leyendo >>>
Feria de responsabilidad social
Por Jakson Velazquez. Del 24 al 26 de junio en Bogota en el centro de exposiciones Corferias, se lleva a cabo la feria de responsabilidad social: Colombia responsable. Evento que reúne las experiencias, adelantos y oportunidades en este campo realizadas por distintas instituciones y entidades del sector público y privado a nivel local, nacional e internacional, y expone el trabajo de mutuas alianzas entre estas organizaciones con miras al desarrollo social y la sostenibilidad global. La entrada no tiene costo.
Mayores informes: http://www.colombiaresponsable.com
Siga leyendo >>>
Como ser responsable si no se puede serlo
Por Jakson Velazquez. Mucho se ha hablado de un proyecto minero en el Tolima, El proyecto de La Colosa que se proyecta como uno de las reservas más importantes de oro en Colombia. El debate se sitúa entre si se debe o no explotar, ya que se afectarían bosques y acuíferos importantes de la región. Sin embargo, se debería preguntar la opinión pública ¿Cómo podría una empresa que se dedica a la explotación de recursos naturales no renovables no hacerlo? La responsabilidad social de una empresa a veces entra en conflicto con su misma razón de ser, sobre todo cuando de medio ambiente se trata. ¿Entonces como se puede ser social y ambientalmente responsable en estos casos?
• Como una empresa de tabaco podría como parte de su campaña de responsabilidad social desestimular el consumo de tabaco? Así se podrían tener ambientes más limpios en sitios cerrados…
• ¿Como una empresa de licores podría lanzar una campaña para que nadie se pasara de copas? Así se podrían tener menores índices de riñas callejeras como se ha comprobado en medidas restrictivas al consumo en ciertos lugares.
La invitación queda abierta a ampliar los ejemplos.
Siga leyendo >>>
Cuantos planetas necesitamos para vivir o cuantos planetas necesita una ciudad para sostenerse.
Por Jakson Velazquez. Si nos dedicásemos a la vida pastoril como Don Quijote algún día en una de sus aventuras, ¿quizá el ambiente estaría mas limpio, las aguas correrían mas cristalinas y el cielo mas puro? Quizás si, quizás no. La cuestión estriba principalmente en el tema de la huella ecológica que se define como el área de territorio ecológicamente productivo que necesitaría para producir los recursos utilizados y para asimilar los residuos producidos por una población dada con un modo de vida específico de forma indefinida. En otras palabras el territorio que necesitamos para la producción de nuestras cosas y servicios y el espacio que se necesita para asimilar nuestra forma de vida. Nos sorprendemos con que para vivir de la forma en que vivimos, necesitaríamos más de un planeta; pensando en que todas las personas se comporten de la misma manera. Uno de los problemas que tienen las grandes ciudades es la concentración de población, los depósitos de basuras que tienen que ser tan enormes como para procesar la basura y los desechos de 8 millones de personas. Es lógico es mas viable y menos contaminante procesar los desechos de 500 mil personas. Una aptitud responsable de empresas y personas que quieran ayudar a un territorio a ser menos impactado seria la de retirarse a la vida pastoril, es decir a territorios con menos población y menos impacto donde el volumen de desechos sea menor y por ende más fácil de manejar. De esta forma se distribuyen los recursos a otras regiones y también se distribuyen los desechos. Siga leyendo >>>
¡Shhh!: hay gente que simplemente debiera callarse
"Hay que tomarlo como un fin de semana en un camping"
Sin palabras, o mejor dicho, si, una solita:
Fuente: ElMundo.es Siga leyendo >>>
La responsabilidad... ¿Para qué?: haciendo catarsis
Mientras finalizaba mis estudios de pregrado en Derecho, conocí por primera vez el concepto de Responsabilidad Social Empresarial; hoy, casi seis años después, lo que fuera un tema más de lecturas descuidadas se ha vuelto toda una vocación, al punto de considerarme uno de esas personas convencidas -para decirlo en palabras de Antonio Vives- que ven en la empresa responsable una insitución paradigmática que podrá salvar a nuestras sociedades del colapso: una posibilidad viable y eficiente para que el desarrollo sostenible y el respeto de la dignidad humana sean algo real y cotidiano.
Sin embargo, no faltan las veces en que mi emoción no puede evitar darse de cara contra el mundo. En el transcurso de las más recientes semanas, he recibido en mi cuenta de email no pocos correos electrónicos que me invitan a hacer uso de servicios que me permitirían, entre otras cosas, enterarme sobre cuáles de mis contactos me han eliminado de su cuenta de msn, o peor aún, a acceder secretamente a su historial de conversaciones. Siento un profundo desencanto cada vez que me entero de gangas como estas, pero peor aún, la sensación se transforma en algo muy parecido a la naúsea cuando caigo en la cuenta que, por una parte, si hay quien crea y ofrece semejantes servicios, es porque necesariamente hay quienes los demandan y los usan; y por otra, que vaya a saber Dios cuantas veces mi aparente intimidad en la web ha sido groseramente ignorada y vulnerada incluso por mis propias amistades.
¿Para qué entonces esforzarnos en promover la Responsabilidad Social de las Empresas cuando cada cual hace de lado la propia? Parafraseando los escrito por Santo Tomás de Aquino en "El Opúsculo del Gobierno de los Príncipes", quizá nuestras sociedades simplemente tengan las empresas y el empresariado que se merecen.
Lo irónico de todo esto es que puedo tener muchas respuestas que dar a la pregunta anterior, pero hacerlo no tiene que ver con el sentido de este post. Sólo quería desembarazarme un poco de esta ingrata sensación de desencanto; hacer del ejercicio de escribir una pastilla efervescente que me curara al menos por un rato esta pesada indigestión de irresponsabilidad y menosprecio por los derechos del prójimo. Como sea, los moretones y los raspones pasan, así que seguiré yéndome de bruces contra la realidad cuantas veces hayan de ser: duele más renunciar a una convicción.
Proyecto de ley sobre informes de RSE en Colombia: una ley que ya no fue
No obstante, varias semanas atrás me llegó una noticia que me dejó doblemente sorprendido: cuando el proyecto fue recibido por la Comisión Quinta de la Cámara de Representantes (Diputados) para continuar con su trámite legislativo, sus ponentes presentaron informe de ponencia negativa, con lo cual quedó condenado al archivo.
Como puede ser evidente, la primera sorpresa a la que hago alusión en el párrafo anterior, fue justamente que el proyecto hubiera sido calificado negativamente y en consecuencia archivado por parte de quienes conforman la Comisión Primera de la Cámara; pues como lo dije, daba por sentada la futura –y poco eficiente, al menos en los términos en que estaba redactado el proyecto- existencia de la ley. Lo hacía por cuanto asumí desde el comienzo –con un desmedido prejuicio, es cierto-, que la iniciativa estaba signada, más por un mero sentido seudopopulista –sit venia verbo- (“está de moda, quedamos bien, ¡Aprobado!”), que por un verdadero convencimiento de lo que la Responsabilidad Social Empresarial puede ofrecerle a una sociedad como la colombiana. Eso por una parte, y por otra, que el tema de la RSE ha pasado a estar tan pero tan presente de un tiempo para acá en el discurso del Gobierno Nacional, al punto de ser calificada por el propio Presidente de la República como uno de los tres pilares en que se sostiene su política de gobierno, que dado el apoyo mayoritario con que todavía cuenta en la legislatura, francamente no le veía vuelta de hoja al asunto. Pero bueno, ya ven, como lo dice el borracho en “Pedro Navajas”: “La vida te da sorpresas; sorpresas te da la vida”.
Sin embargo, la decisión como tal no me sorprendió tanto como lo hizo el argumento principal que la orientó, pues todos cuantos fueron expuestos pueden resumirse en una misma cosa: la RSE es voluntaria, por lo que hacerla obligatoria mediante una ley es ir en contra de su propia esencia.
Ok, hasta ahí bien, no soy yo quién para refutar lo que ya se ha vuelto un concepto generalizado, por más ontológicamente confuso que sea; pero… ¿Dónde decía el proyecto de ley que la RSE –entendida por la Comisión Quinta de la Cámara de Representantes y las entidades por ella consultadas conforme a lo expuesto en el Libro Verde- iba a volverse obligatoria? Yo leo y releo el proyecto, y sigo entendiendo algo muy diferente.
Mal que bien –en realidad, bastante más mal que bien-, lo que el proyecto de ley pretendía regular era otra cosa que sin embargo, fue completamente ignorada en todo momento incluso por quienes hubieron de redactarlo: el derecho fundamental de la sociedad colombiana a ser informada (jum… agárreme ese trompo con la uña, como diría mi profesor de sucesiones Avelino Calderón).
Y es que, si se revisa concienzudamente el texto del proyecto y particularmente su artículo quinto, se puede inferir sin temor a equivocarse, que en ningún momento se estaba haciendo obligatoria para las grandes y medianas empresas colombianas la ejecución de políticas y prácticas social y ambientalmente responsables (repito, entendida la RSE como ese algo extra legem al que se refiere el Libro Verde), sino simplemente el deber de informar a la comunidad en general, si acaso estaban o no haciendo algo que pudiera calificarse como socialmente responsable: eso era todo.
UN PROBLEMA FUNDAMENTAL: CONFUNDIR LA RSE CON EL ASISTENCIALISMO SOCIAL
Si bien ya traté de dejar en claro que regular el derecho que tenemos los colombianos y colombianas –incluyendo el propio empresariado, por supuesto- de informarnos sobre cómo nuestras empresas desarrollan la función social que les es propia según el artículo 333 de la Constitución Política, no es lo mismo que regular y hacer obligatoria la RSE, quisiera de todas maneras tratar de ahondar un poco en un elemento que considero coadyuvó, y mucho, a que se diera ésta confusión entre quienes decidieron el archivo del proyecto.
Infortunadamente, el concepto que de RSE se tiene por gran parte de la sociedad colombiana, restringe su entendimiento al mero ejercicio de acciones filantrópicas, degenerando así su sentido a simplemente una forma sui generis de asistencialismo social. De esto no escapan ni el Gobierno Nacional, ni la Academia, ni el mismo empresariado (hecho que queda en evidencia cuando en el texto de ponencia negativa se citan, aun cuando someramente, las opiniones de estos tres sectores sobre el tema).
Por esa misma razón, el razonamiento que confunde la obligación de informar, con una presunta imposición de deber ser, está predeterminado por el juicio que afirma que para que esto último ocurra, el empresariado tendrá que destinar parte de su capital a la ejecución de acciones que, además de ser ajenas a su actividad empresarial, no necesariamente habrán de significarle algún tipo de retribución.
PERO Y ENTONCES… ¿EN QUÉ QUEDAMOS?
La respuesta es simple: quedamos en las mismas; con unas instituciones públicas, con una Academia y con un empresariado que hablan y hablan sobre el tema, pero que todavía no alcanzan a comprender integralmente lo que ser socialmente responsable significa. Quedamos en que mientras eso siga siendo así, en Colombia no podremos contar con los medios necesarios para ser ingerentes ante nuestras empresas, y consecuentemente responsables con nuestro entorno social y ambiental a través de nuestros cotidianos actos de consumo. Quedamos en que ser responsables es cuestión de dar dinero, y que nada tienen que ver con eso el diálogo interactivo entre el empresariado y sus comunidades de interés, los negocios inclusivos, la erradicación de prácticas corruptas al interior de la empresa, la extinción de la discriminación en el trabajo, la conciliación laboral, en fin… (suspiro); quedamos en que aun nos queda mucho camino por recorrer, pero como diría mi madre, al menos también nos queda la ilusión de la certeza de que ya nos queda menos camino que al comienzo.
§ El texto del proyecto de ley aprobado en plenaria del Senado de la República puede leerse siguiendo este enlace. Por su parte, el texto completo del informe de ponencia negativa presentado en la Comisión Quinta de la Cámara de Representates puede consultarse aquí.
§ La imagen que acompaña el post, muestra el detalle de uno de los capiteles del edificio del Congreso de la República de Colombia. Pertence a JhonGne y está lienciada bajo Creative Commons genérica 2.0.
Humor y responsabilidad social
Por Jakson Velazquez. La publicidad se puede difundir de varias formas, tantas como los sentidos humanos son capaces de percibir, en estos días circula en los diarios una caricatura en la que su autor asocia al café de Colombia y más exactamente a la marca “Juan Valdez” con el sindicato del crimen.
Veamos lo que dice:
-MMM, fresco café colombiano en la mañana.
-Tu sabes que hay un gran sindicato del crimen en Colombia.
-Así que cuando ellos dicen que hay un poco de Juan Valdés en cada tarro quizás no estén bromeando.
-Por qué estás tomando té?
-No preguntes.
Para su autor es sencillamente una pieza maestra del humor negro, para quien produce café es una calumnia que se debe indemnizar.
Alegando el sentido del humor se puede tildar de terrorista al prójimo, hacer apologías del racismo, del machismo y de toda clase de creencias poco responsables, el sentido del humor, las caricaturas y las bromas también deben tener la sensatez de enunciar las frases correctas en el momento oportuno como debería corresponder a un oficio responsable.
¿Qué percibirán quienes lean esta caricatura? ¿Una realidad que le haga ver las latas de café de Colombia una relación directa con el crimen organizado? O sencillamente pasará desapercibido como lo hace con los anuncios de que fumar es nocivo, o el consumo de alcohol debe ser moderado. Las personas con un sentido del consumo responsable deben valorar cualquier clase de juicios para tomar decisiones acertadas y discriminando, así cualquier tipo de publicidad que perciba.
Sin entrar en más controversias les invito a tomarse una taza de café.
Siga leyendo >>>