Por Jakson Velazquez. La Jagua es una población situada en el norte de Colombia, en este lugar se siente el carbón por todo, por su dinero que mejora la vida de algunas personas y aumenta el costo de vida de otras, por el polvillo que deja enfermedades respiratorias, y por las regalías: dineros que recibe el Estado como compensación por la explotación carbonífera.
Este apacible lugar lleno de realismo mágico debería ser un referente de progreso para la región, pero en lugar de eso se ha convertido en una confluencia de fuerzas contrarias que buscan beneficios particulares.
Las empresas explotadoras se quejan de la mala administración del gobierno local, el gobierno local de que no puede utilizar libremente estos dineros, la gente de que los beneficios de la explotación de carbón no se sienten, a menos de que se trabaje en una mina. Y cada cual busca una explicación para resolver el conflicto sin encontrarla.
Algunas gentes dicen que uno de los mayores conflictos de la explotación carbonífera es la generación de expectativas y la falta de empleo que se da al respecto. Otras que el ambiente está tan afectado que el dinero recibido por la compensación es muy poco comparado con el daño recibido.
En este punto la Responsabilidad corporativa debe aparecer como algo necesario, algo que quizá deba ser reglamentado, bien se puede leer en algunos contratos de explotación de carbón que un porcentaje de sus ganancias debe ser destinado a desarrollo social. Pero si la responsabilidad social corporativa se deja en el mismo renglón de las reuniones sociales, como si se tratara de la agenda de una "Miss Universo" el resultado es totalmente visible y poco alentador: se invierten dineros en sillas para escuelas, sin que se hayan solucionado grandes problemas como el abastecimiento de agua. Hay sillas nuevas pero a veces no hay agua, entonces no hay clase. Hace poco en este municipio con unas regalías millonarias, se tuvo un periodo sin agua de 20 días.
Por el momento y mientras las empresas mineras van dando sus primeros pasos en Responsabilidad social, solo queda por decir que la responsabilidad social de las empresas mineras debería estar planificada y difundida y no dejarse al vaivén de las coyunturas, ser acorde con las necesidades del lugar y no con el parecer de las gerencias de asuntos sociales de las grandes empresas.
Este apacible lugar lleno de realismo mágico debería ser un referente de progreso para la región, pero en lugar de eso se ha convertido en una confluencia de fuerzas contrarias que buscan beneficios particulares.
Las empresas explotadoras se quejan de la mala administración del gobierno local, el gobierno local de que no puede utilizar libremente estos dineros, la gente de que los beneficios de la explotación de carbón no se sienten, a menos de que se trabaje en una mina. Y cada cual busca una explicación para resolver el conflicto sin encontrarla.
Algunas gentes dicen que uno de los mayores conflictos de la explotación carbonífera es la generación de expectativas y la falta de empleo que se da al respecto. Otras que el ambiente está tan afectado que el dinero recibido por la compensación es muy poco comparado con el daño recibido.
En este punto la Responsabilidad corporativa debe aparecer como algo necesario, algo que quizá deba ser reglamentado, bien se puede leer en algunos contratos de explotación de carbón que un porcentaje de sus ganancias debe ser destinado a desarrollo social. Pero si la responsabilidad social corporativa se deja en el mismo renglón de las reuniones sociales, como si se tratara de la agenda de una "Miss Universo" el resultado es totalmente visible y poco alentador: se invierten dineros en sillas para escuelas, sin que se hayan solucionado grandes problemas como el abastecimiento de agua. Hay sillas nuevas pero a veces no hay agua, entonces no hay clase. Hace poco en este municipio con unas regalías millonarias, se tuvo un periodo sin agua de 20 días.
Por el momento y mientras las empresas mineras van dando sus primeros pasos en Responsabilidad social, solo queda por decir que la responsabilidad social de las empresas mineras debería estar planificada y difundida y no dejarse al vaivén de las coyunturas, ser acorde con las necesidades del lugar y no con el parecer de las gerencias de asuntos sociales de las grandes empresas.
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